Pongamos que se llama Daniel, aunque no se llame así. Pongamos que este curso ha cumplido los siete años y que ese día me trajo "una cajita de chuchezzs que te va a encantarllrr poque ez el no va mazzz".
Dani se levanta varias veces al día y viene a mi mesa exigiendo atención. Es descarado, encarecido, insistente, infantil... Cuando empezamos una sesión pide permiso para terminar la tarea anterior, y así sucesivamente va acumulando trabajos que le quedan un poco grandes por falta de hábito no por capacidad.
Pongamos que me paga con un tapón de plástico las visitas al baño y solo tiene cuatro al día; pongamos que intenta desayunar cuando le viene bien; pongamos que me dice de carrerilla el teléfono de su madre- llámala pofe que eztoy canzadito y madeadito ; pongamos que si le da un apretón se baja los pantalones y lo hace en la fila - poque no me voy a enzuciar, hombe!!! y dame papellll, no me zubazzz lozz pantalonezzz!!!!! ; pongamos que como ya sabe sumar, para hacer restas solo hay que añadir un palito vertical - ya eztan bien, pofe! lo vessszz? bien zumadazz....
Pongamos que su aspecto no es del todo convencional. Es...peculiar; pequeñajo, simpático, lleva gafas, de cabeza más bien grande...
A sus espaldas muchos días de hospital, pruebas, biopsias, dietas, medicamentos, tratamientos... Imagino también, que en su memoria muchas penas, palabras susurradas, caras de preocupación...Mimos. La pena de su madre: - Que nadie me lo toque, que nadie me lo mire... mi niño...qué no me lo roce el aire...
A sus espaldas muchos días de hospital, pruebas, biopsias, dietas, medicamentos, tratamientos... Imagino también, que en su memoria muchas penas, palabras susurradas, caras de preocupación...Mimos. La pena de su madre: - Que nadie me lo toque, que nadie me lo mire... mi niño...qué no me lo roce el aire...
Pongamos que en su cuerpo hay muchas heridas de guerra y que él sabe contarte de qué batalla son cada una de ellas. Porque" le han pinchado en los huevos", pero ha sido muy valiente. Y esta cicatriz de esta semana dolió un poco, pero la exhibe, orgulloso, ante sus compañeros.
Pongamos que a sus siete años ya sabe qué es estar a punto de morir. No comprende el significado, pero ya lo sabe.
Con su lengua de trapo nos espeta expresiones de viejo, negocia, suplica perdón, levanta su libro y hace el ademán de darme con él en la cara si le regaño. Celebra sus éxitos, pide constante aprobación, juega, pierde el lápiz y me suplica - Mi maddde me mata pofe!!! Degalame uno tuyo...
Con su lengua de trapo nos espeta expresiones de viejo, negocia, suplica perdón, levanta su libro y hace el ademán de darme con él en la cara si le regaño. Celebra sus éxitos, pide constante aprobación, juega, pierde el lápiz y me suplica - Mi maddde me mata pofe!!! Degalame uno tuyo...
A veces se despide de mi con un "haszta mañana, mi amolr", o se abraza a mi cintura si me encuentra por el patio, cerrando y apretando sus ojitos como muestra de lo mucho que me echaba de menos. Otras veces se encarama en lo alto del tobogán y se baja cuando llego yo, obedeciéndome a regañadientes y dando saltitos de disgusto.
Me regala dibujos en los que estamos juntos y en los que escribe t ciero.Dani dice quererme mucho y en pocas semanas me olvidará. El curso que viene, después del verano, me habrá olvidado.
Pongamos que yo, ya, a estas alturas, en este punto...jamás lo olvidaré.