viernes, 27 de abril de 2012

Pongamos que...jamás lo olvidaré

Pongamos que se llama Daniel, aunque no se llame así. Pongamos que este curso ha cumplido los siete años y que ese día me trajo "una cajita de chuchezzs que te va a encantarllrr poque ez el no va mazzz".
Dani se levanta varias veces al día y viene a mi mesa exigiendo atención. Es descarado, encarecido, insistente, infantil... Cuando empezamos una sesión pide permiso para terminar la tarea anterior, y así sucesivamente va acumulando trabajos que le quedan un poco grandes por falta de hábito no por capacidad.
Pongamos que me paga con un tapón de plástico las visitas al baño y solo tiene cuatro al día; pongamos que intenta desayunar cuando le viene bien; pongamos que me dice de carrerilla el teléfono de su madre- llámala pofe que eztoy canzadito y madeadito ; pongamos que si le da un apretón se baja los pantalones y lo hace en la fila - poque no me voy a enzuciar, hombe!!! y dame papellll, no me zubazzz lozz pantalonezzz!!!!! ; pongamos que como ya sabe sumar, para hacer restas solo hay que añadir un palito vertical  - ya eztan bien, pofe! lo vessszz? bien zumadazz....
Pongamos que su aspecto no es del todo convencional. Es...peculiar; pequeñajo, simpático, lleva gafas, de cabeza más bien grande...
A sus espaldas muchos días de hospital, pruebas, biopsias, dietas, medicamentos, tratamientos... Imagino también, que en su memoria muchas penas, palabras susurradas, caras de preocupación...Mimos. La pena de su madre: - Que nadie me lo toque, que nadie me lo mire... mi niño...qué no me lo roce el aire...
Pongamos que en su cuerpo hay muchas heridas de guerra y que él sabe contarte de qué batalla son cada una de ellas. Porque" le han pinchado en los huevos", pero ha sido muy valiente. Y esta cicatriz  de esta semana dolió un poco, pero la exhibe, orgulloso, ante sus compañeros.
Pongamos que a sus siete años ya sabe qué es estar a punto de morir. No comprende el significado, pero ya lo sabe.
Con su lengua de trapo nos espeta expresiones de viejo, negocia, suplica perdón, levanta su libro y hace el ademán de darme con él en la cara si le regaño. Celebra sus éxitos, pide constante aprobación, juega, pierde el lápiz y me suplica - Mi maddde me mata pofe!!! Degalame uno tuyo...
A veces se despide de mi con un "haszta mañana, mi amolr", o se abraza a mi cintura si me encuentra por el patio, cerrando y apretando sus ojitos como muestra de lo mucho que me echaba de menos. Otras veces se encarama en lo alto del tobogán y se baja cuando llego yo, obedeciéndome a regañadientes y dando saltitos de disgusto.
Me regala dibujos en los que estamos juntos y en los que escribe t ciero.Dani dice quererme mucho y en pocas semanas me olvidará. El curso que viene, después del verano, me habrá olvidado.
Pongamos que yo, ya, a estas alturas, en este punto...jamás lo olvidaré.

miércoles, 25 de abril de 2012

La palabra descontenta

Aquí dejo otra de esas joyas que se encuentran por estos lares...un cuento muy tierno y educativo. Lo he encontrado husmeando por ahi, y, como veis, es un texto de Rocío Sanz con ilustraciones de Gonzalo Rocha.  Es un cuento de la bibliotecadigital Colibrí, hecha en México. Para leer en clase ¡es una auténtica joya!
                               Había una vez una palabra descontenta. Muy descontenta. Era la palabra PERO.

martes, 17 de abril de 2012

AnHelos mudos como su hache

Me despisto. Tantas veces que asusta. Regalo intimidades, pasiones, juegos, desvaríos y desmanes.
Sueño. No cierro los ojos y sueño. Con un mar. Un mar que queda lejos, que está allá, en recovecos inalcanzables de mi memoria.
aNhELABa. Me helaba. El mar y tú.
Me siento cansada y me engullen las aguas vestidas de noche.Con calma recopilo anHelos. Dosifico. Me permito flaquezas.
Un rato cada día me permito una debilidad. Una recaída.
Callo. Silencio.
¿Desencanto?
Me intercalo. Igual que la hache. Intercalada. Calada. Hasta los huesos. Colada. Y muda.
No averigüé nada. Pregunté y todo estuvo callado. Calado. Tú debiste verme. ¡Era yo, sí!, la que estaba helada...
Mudo. El mundo también. Mudo. AnHelos mudos como su hache. Intercalados. Calados. Calando.
Muda. AnHelante.


sábado, 14 de abril de 2012

Don Quijote de la Mancha

                                                       Libro interactivo del Quijote. PINCHA AQUI.  
                                                       UNA JOYA

viernes, 13 de abril de 2012

¿Los charcos no son para jugar?


¡Qué llueva, qué llueva! La vírgen de la cueva, los pajaritos cantan, ¡qué sí¡ ¡qué no! ...QUe noOOOO

En el patio del colegio, dos charcos. Lo cierto es que no muy grandes. Lo suficiente...
Un día frío. Los niños  con sus abriguitos y anoracs puestos a la fuerza...bajo amenaza, quiero decir.
Me he situado de pie frente a los charquitos, a pesar de que están fuera del techo de uralita, ese que nos quita algo de aire.
Alrededor diez o doce infantes. Inspeccionan la zona en busca de piedrecitas, palitos, arena...cualquier cosa digna de ser lanzada a las atractivas aguas del charco.
Chisto - sshhh!!!, varias veces. El silbato, así de entrada, me parece muy de campo de concentración (aunque lo llevo colgado al cuello todos los recreos)
-¡ En los charcos no se juega !- me he desgañitado.
Se han retirado. No mucho. Vuelven cuando yo me descuido.
Han vuelto, ¡claro! Con más energía y con más ideas. Se han atrevido a meter las manos, los zapatos, saltar, salpicar...
He vuelto a repetir eso de ¡ los charcos no son para jugar ! Varias veces. Muchas veces.
Se giran de vez en cuando y me miran con cara de sorpresa, extrañeza,¡¡¡ incredulidad!!!
- ¿Para qué sirve un charco entonces? , parecen querer decir.- Anda que esta...
Más que harta he cedido un poco. - De acuerdo- he dicho- se pueden tirar cosas pero sin meter las manos ni los pies, ¿vale?
- ¿Llegará la tranquilidad?- me pregunto.
- Profe, pero...entonces, ¿dónde nos lavamos las manos?
- Uffff...- resoplo.