miércoles, 25 de abril de 2012

La palabra descontenta

Aquí dejo otra de esas joyas que se encuentran por estos lares...un cuento muy tierno y educativo. Lo he encontrado husmeando por ahi, y, como veis, es un texto de Rocío Sanz con ilustraciones de Gonzalo Rocha.  Es un cuento de la bibliotecadigital Colibrí, hecha en México. Para leer en clase ¡es una auténtica joya!
                               Había una vez una palabra descontenta. Muy descontenta. Era la palabra PERO.

4 comentarios:

  1. Este cuento lo lei de niño y nunca me gusto, es una tragedia y tiene un final tristisimo. Lo interesante son los ecos que lleva en estos tiempos modernos. La palabra PERO estaba confundida, triste e insatisfecha con el rol que llevaba en la vida. Fue victima del maltrato de las otras palabras (entiendase chisme, bullying o ambas) por culpa de la frivolidad de su amiga (la palabra COQUETA). Los personajes de La Ortografia y El Escritor me recuerdan mas bien a los tristemente celebres pseudomaestros (esos que se dedican mas bien a bloquear calles y avenidas y hacer uso de la violencia) que en lugar de ayudar con paciencia y comprension a aquellos que lo necesitan, recurren al trabajo hecho a medias (o no hecho de plano) o la salida facil ("me SOBRAN Ks y Xs a ver si te sirven", o "te advierto que despues no admito quejas"). No se si se suponia que la historia fuera una critica o satira, pero el desenlace y mensaje (dirigido a niños) es desafortunadisimo. Cuidemos y eduquemos correctamente a nuestros niños, no sea que por nuestro desinteres vayan a quedar "PEOR". :(

    Saludos.

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    1. Hola Gerardo. Desde luego que mi interpretación de la historia no se acerca a la tuya. Sin embargo, gracias por comentar. Yo creo que la palabra "pero" no era querida ni comprendida por las demás porque ella misma no se aceptaba. Pretendía cambiar toda su esencia y significado y cuando eso lo hacen las personas suele ser un cambio a peor. Por desgracia, en las aulas encontramos a menudo alumnos y alumnas que están descontentos, confundidos e insatisfechos con su físico, con su aptitud para algún deporte, con sus circunstancias...quizá la lectura de historias simbólicas como ésta, de la mano de sus maestros, les ayude a valorarse por lo que son y comprendan el valor personal que pueden aportar al grupo. Soy maestra, y no de las que hacen barricada fuera de su clase. Trabajo con la metodología llamada del aprendizaje cooperativo, en el que cada uno de mis alumnos se convierte en imprescindible para su equipo y para la clase. Todos tienen algo que aportar para que la dinámica del gran grupo y de los equipos funcione. Eso se traslada en positivo a las relaciones que establecen fuera de lo estrictamente académico. Cuando leímos este cuento en clase mi intención no era la de entristecerles ni la de ser desafortunada. Creo recordar que les arranqué una sonrisa. Y si a continuación, añadimos una actividad de cohesión de grupo, como por ejemplo un " me gustas por..." la reflexión y los resultados de crecimiento grupal y autoestima individual pueden ser espectaculares. Cuando un maestro, una maestra, les lee un cuento a sus niños, nunca es con desinterés ni por buscar salidas fáciles. Tampoco creo que mis alumnos alcancen a establecer una similitud con los ecos que lleva en estos tiempos modernos. Sin embargo, lo tendré en cuenta para futuras lecturas de La palabra descontenta. Dejaré claro el mensaje: eres importante y necesario tal y como eres aportando lo mejor que tienes sin disfraces, camuflajes ni fingimientos. Te invito a leer otra entrada de este blog que se titula "Cómo sucedió que los números no se escriben con b", historia de la que sí soy autora y me encantará leer tu opinión. Sé benévolo, que aunque maestra y madre, solamente soy aprendiz de todo lo demás.
      Saludos

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    2. Hola Mar, gracias por publicar mi comentario y agregar el tuyo, no fue mi intencion sonar ironico o cinico en cuanto a la historia, entiendo perfectamente tu explicacion y coincido con ella ya que yo tambien soy maestro, lei La Palabra Descontenta de la coleccion Colibri cuando tenia 8 años y siempre me quede con la imagen de la pobre PERO deforme y llorando, como que no entendia porque habia terminado asi si solo queria sentirse util (tal como comentabas anteriormente). Recientemente redescubri la historia y le di lectura de adulto, lamentablemente hay muchos malos maestros, incluso algunos colegas mios, me hablan de los problemas de sus alumnos con cosas como "no se por que me lo pusieron en mi clase", "no les entra ni con sonda" o "no es mi problema"; esta tambien esta señora que da clases en una prestigiosa universidad del norte de Mexico y se las gasta de ser lo maximo; todo esto me da mucha pena y rabia y como que vi algo de esto reflejado en el cuento (aunque de ninguna manera creo que todos los maestros sean asi, sigo creyendo que los buenos seguimos siendo la mayoria). Mil gracias por tu comentario, me gusto mucho.
      Saludos

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    3. Gracias Gerardo. Gracias a ti. Te insisto. Lee mi historia de Cómo sucedió que los números no se escriben con b. Está en este blog en Cuentos.Me interesa mucho tu opinión...la opinión de un colega. Un saludo

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