jueves, 16 de febrero de 2012

Bendita condena

Estoy al borde de su cama. Lucía suspira porque no "reconcilia" el sueño.
Yo, le sigo la corriente, asiento con mi cabeza  y dejo escapar algún pensamiento distraído mientras ella parlotea y saca conclusiones sorprendentes de la vida.
Controla el verbo, la expresión, los movimientos de sus manitas y me pregunta por cosas que no tienen respuesta.
Da igual, no admite silencio. Así que debo encontrar algo que sea de su agrado.
Invento una historia convincente, que se ajuste a su realidad. Cuando termino la tranquilizo y la beso.
- Aprieta fuerte los ojitos, mi vida. Así nos reconciliamos con el sueño.
Entonces sí. 
- Buenas noches, mamá. Que sueñes con los angelitos.
Y me condena, noche tras noche, a soñar con una niña rubia, con ángel en la mirada... que se reconcilia con el sueño.
Mira tú, por ahí vuelve a asomar...

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