martes, 24 de septiembre de 2013

Todos hemos rezado

- Profe...ayer nos pusiste un castigo. Dijiste que a la hora del recreo nos quedásemos a tu lado... Iker me mira con los ojos resignados y muy abiertos mientras sostiene en la mano derecha el zumo y el bocadillo envuelto en papel de aluminio.
Los demás están ya en la fila, fieles al alborozo que les suele acompañar en este intercambio de tiempos y no recuerdan siquiera que ayer, en un arrebato, les dejé sin patio. 
Me quedo mirándolo muy seria e intento darle las explicaciones que el griterío infantil me permite. Sus compañeros están ajenos a nuestras conversaciones y no tienen ninguna intención de quedarse a mi lado cuando pisen el patio. Sin embargo, Iker lo ha tenido muy presente toda la mañana. ¿Será por eso que hoy solamente ha pedido ir al baño un par de veces? ¿Será por eso que no se ha levantado sin permiso?
La verdad es que yo no me he acordado de nada de lo que les dije ayer sobre este rato de asueto. Mal asunto lo de amenazar para no cumplir, pero no tengo ninguna intención...
- Hoy habéis superado la prueba, Iker. Vuestro comportamiento ha sido más que aceptable. Os levanto la sanción.
Da un par de saltitos sin dejar de pisar el suelo y me asegura que las oraciones de toda la clase han sido escuchadas. 
-Llevamos toda la noche rezando, profe. Dios nos ha escuchado...fíjate Mar, que incluso "Chisa" (nombre impronunciable para mi) se la ha pasado rezando en árabe!!!!
Me río y le digo que sí, que sus oraciones han sido atendidas y las mías también, que me he pasado la noche entera rezando para que se porten así de bien.
Sigamos rezando, pienso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario